Acá es cuando la electromovilidad juega un rol relevante. En un país como Chile en que el 95% de los productos se transportan por carretera, y con una industria que emite el 20% del C02, reducir estas emisiones gracias a la energía eléctrica tendrá impactos positivos tanto en la salud- menos enfermedades respiratorias- como en el medio ambiente. Además, los consumidores ya no sólo quieren que los productos lleguen a destino, sino que lo hagan de manera sustentable y responsable con el entorno.
Un estudio realizado por el Centro de Energía de la Universidad de Chile, donde colaboramos con información comparativa de monitoreo de eficiencia de vehículos eléctricos versus de combustión, obtuvo como resultado que la energía eléctrica es de 3 a 4 veces más eficiente que el auto convencional. Esto, sin duda, reafirma que la electromovilidad no es sólo una moda, sino que un sistema que aporta también en la eficiencia y sostenibilidad de las compañías.
Debemos considerar que los combustibles, como el petróleo, podrían acabarse en los próximos 20 años. Afortunadamente, Chile cuenta con una amplia diversidad de energías renovables, somos el país con mayor radiación solar y tenemos capacidad eólica que nos permitiría ser líderes en la generación de hidrógeno verde. Además, tenemos litio que permite innovar en materia de movilidad eléctrica.
Creo que, con un trabajo mancomunado entre gobierno, el sector público, privado y la academia, podremos llegar a las metas propuestas de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.