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La gestión de la felicidad en los grupos de trabajo es un enfoque relativamente nuevo en las prácticas empresariales, cada vez más, las empresas están adoptando un esfuerzo para mejorar la satisfacción y el rendimiento en los empleados. Al aplicar esta práctica, los empleados son más felices; más productivos, colaborativos y creativos, lo que lleva a un mejor ambiente de trabajo, Ahora bien, la felicidad no es una solución mágica para todos los problemas organizacionales y tampoco debe ser usada como una manera de distraer a los funcionarios. No siempre, todos los empleados tienen las mismas necesidades y percepciones de lo que es la felicidad para ellos.
La felicidad organizacional es una responsabilidad compartida entre trabajador y su directivo, pero la responsabilidad final de la felicidad es de cada persona en forma individual, la cual debe esforzarse por generar dentro de sí, un estado positivo que le permita ser feliz y fomentar, a la vez, un ambiente de felicidad para los que le rodean.
Para lograr que sus empleados sean felices, el líder debe entender que la felicidad resulta ser diferente pada cada individuo. Cada empleado reacciona de distinta manera frente a los impulsores motivacionales. Por tal razón, el líder debe esforzarse por conocer lo que motiva a cada persona, para luego, aplicar estrategias focalizadas según las necesidades particulares.
Cabe además decir que, existe una relación muy estrecha entre la imagen corporativa de la empresa y la gestión de la felicidad. Si los empleados están contentos y conformes en su trabajo es más probable que den buenas referencias de su empresa a sus grupos más cercanos de amigos, familiares y redes sociales. Esto, impacta directamente en la reputación de la organización, lo cual atrae a los mejores talentes y genera fidelidad en sus clientes actuales y potenciales.
Por el contrario, una mala imagen corporativa de la empresa puede afectar la felicidad de sus empleados, generando malestar emocional e insatisfacción laboral. Esto puede desencadenar en un impacto negativo en la productividad, la calidad del trabajo, retención de empleados y pérdida de clientes.
A modo de conclusión, gestionar la felicidad de los trabajadores tiene un impacto directo en la creatividad, productividad y compromiso con la empresa. La cultura empresarial es clave. Las empresas que promueven una cultura positiva y respetuosa, en la que se valora a los empleados y se fomenta el trabajo en equipo, tienen más probabilidades de tener empleados felices y comprometidos. Hay muchas maneras de promover la felicidad en el trabajo. Las empresas pueden mejorar la felicidad con iniciativas como días libres, flexibilidad laboral, comunicación abierta e informal; permitir que las personas desarrollen iniciativas para la empresa y luego expongan dichas iniciativas a los demás funcionarios. De esta manera, los empleados obtienen reconocimiento del superior y de sus propios compañeros. Por último, la felicidad es subjetiva, ya que, lo que hace feliz a un empleado, puede que no haga feliz a otro.
Javier Muñoz Acuña
Docente regular, FAN-Temuco.
Doctorando Universidad de Lleida
MBA- Uach
Master en Educación IEDE
