Durante diez días, profesionales del proyecto GEF Castor, en conjunto con expertos de diversas instituciones socias de la iniciativa vinculadas al control de esta especie, recorrieron la intrincada red de fiordos y canales al sur de la península de Brunswick para comprobar en terreno cómo el castor se dispersa por estos parajes, y de qué manera los ecosistemas están siendo afectados por la acción de este roedor.
La travesía permitió recoger valiosa información que servirá para orientar las futuras acciones de control de la especie, que se implementarán en el marco del Plan de Gestión para el manejo y la erradicación del castor en la región de Magallanes. Se trata de una zona que presenta grandes desafíos desde el punto de vista de las estrategias que se deberán implementar para enfrentar esta amenaza a los delicados y prístinos paisajes de la Patagonia chilena. “Son lugares remotos, con escasa presencia humana, y donde la geografía y condiciones del terreno y del clima son tan complejas, que muchas áreas sólo son accesibles desde el mar”, describe Felipe Guerra, coordinador nacional del Proyecto GEF Castor.
Las desembocaduras de los ríos Yumbel y San Nicolás, así como las bahías Cordes, Fortescue y Wood, en la Península de Brunswick, y sectores costeros de la isla Capitán Aracena, fueron los lugares prospectados, puesto que en ellos habían sido previamente identificados como lugares de ingreso y dispersión del castor en el continente.
“La presencia de castor en el área se corroboró a través de los hallazgos de roídos de diversa antigüedad, así como pequeños diques ya en desuso, lo que confirma los intentos de establecimiento del roedor en la zona”, resaltó Guerra. De esta forma, la misión permitió confirmar las hipótesis que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) había delineado anteriormente respecto a cuáles son las rutas que el castor utiliza para avanzar hacia el continente. “Lo que hemos visto en esta zona es que, si bien el castor no se ha establecido de gran forma como en Tierra del Fuego, sí hay intensa actividad lo que muestra que este animal se está movilizando por las cuencas de la península de Brunswick, lo que es alarmante”, manifestó Rodrigo Molina, veterinario del SAG que participó en la misión.
La urgencia de resguardar las áreas silvestres protegidas que están en el curso de dispersión probable del castor es lo que resalta Miguel Lopetegui, guardaparque de CONAF que por años ha enfrentado la invasión de esta especie en la reserva nacional Laguna Parrillar. Lopetegui relata que la primera castorera activa que se descubrió en la laguna data de 1994 y desde entonces, el flujo de castores hacia el continente no se ha detenido. “Como gestores de las áreas silvestres protegidas tenemos que evitar que esto siga ocurriendo y para eso esta expedición en lugares que no han sido prospectados es vital, porque nos va a dar un alcance mayor para ver cuál es realmente la distribución en terreno del castor, por donde está pasando y hasta dónde podría llegar”, resalta.
En efecto, los parques nacionales Kawesqar, Torres del Paine y Bernardo O'Higgins son las áreas silvestres protegidas que podrían llegar a ser impactadas por la acción del castor lo que pone en relieve la necesidad de implementar una estrategia integral de contención del avance de la especie.
Además, la expedición permitió evidenciar que los ecosistemas marinos y costeros deben ser también considerados en las labores de vigilancia y control. Si bien es una especie terrestre, el castor ocupa los canales para su desplazamiento y produce cambios importantes en los cursos de agua. Esto “va generando una intervención de los ecosistemas que tiene repercusiones en las áreas protegidas, incluso las marinas, pues estas tienen una porción de zona costera que es importante, específicamente en las áreas estuarina que van aportando agua desde los ríos a los fiordos”, señala Francisco Brañas, profesional de la seremi del Medio Ambiente encargado del Área Marina Protegida Francisco Coloane.
La misión al sur de la península Brunswick sirvió tanto para confirmar la presencia del castor en aquellos lugares en los que se sospechaba su presencia, como para probar en forma práctica la operación del Sistema de Información y Alerta Tempana (SIAT), plataforma tecnológica que concentrará toda la información disponible sobre la acción del castor en la región, incorporando tanto registros antiguos, como los que reporte la comunidad y los que ingresen los restauradores ecológicos que se desplieguen en el terreno.
Esta tecnología fue desarrollada por el proyecto GEF Castor y será administrada a futuro por el Ministerio del Medio Ambiente. “Es una herramienta súper innovadora que podríamos aplicar para otras especies exóticas invasoras que están presentes en las áreas protegidas”, resalta Francisco Brañas. Con él coindice Rodrigo Molina, quien valora que el SIAT permitirá también analizar datos para determinar las rutas que el castor podría utilizar para avanzar hacia nuevos territorios, y definir así dónde se debe realizar acciones de contención. “Esto nos permitirá realizar más modelaciones que nos den información valiosa respecto a dónde realizar acciones de control pues es una zona muy grande y de difícil acceso”, expresa.
Contar con una plataforma que gestione información de calidad y actualizada sobre la ubicación de los puntos donde el castor se ha asentado será el principal aporte del SIAT, lo que facilitará la toma de decisiones de control de la especie. Así lo resalta Cristóbal Arredondo, jefe del programa de Conservación Terrestre de Wildlife Conservation Society (WCS). “Para alcanzar la meta de erradicar el castor, no es solamente ir y sacar un par de individuos de vez en cuando, sino que tiene que ser un esfuerzo mancomunado entre todos, para poder ir avanzando con una lógica territorial, por cuencas y aprovechar los escasos recursos que hay, que sean efectivos y generen un resultado a largo plazo”, explica.
El Plan de Gestión del castor será la forma en que el Estado se hará cargo del desafío de controlar la expansión de este roedor, mediante una estrategia a 15 años que considere un enfoque territorial y que se base en la protección de áreas prioritarias y en la restauración ecológica de los ambientes que han sido impactados por el castor.
El Proyecto“Fortalecimiento y desarrollo de instrumentos para el manejo, prevención y control del castor (Castor canadensis), una especie exótica invasora en la Patagonia chilena”, conocido como GEF Castor, es ejecutado por el Ministerio del Medio Ambiente y financiado por el Global Environment Facility (GEF), a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Socios estratégicos, y coejecutores de este proyecto son el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y la ONG Wildlife Conservation Society (WCS).